La comunidad científica ha estimado que la temperatura ideal para dormir oscila entre los 18 y los 21ºC en el dormitorio. Por debajo o por encima de estos límites, las personas empiezan a sufrir problemas para conciliar el sueño. El cuerpo humano, al sentir frío o calor, inicia unos mecanismos de autorregulación de la temperatura, al tiempo que altera el ritmo normal del reloj biológico. Si pasamos frío o calor durmiendo, experimentamos pequeños periodos de vigilia durante la noche que perjudican seriamente la calidad de nuestro descanso.
Temperatura ideal para dormir
Temperatura y salud
En definitiva, sin una temperatura ideal para dormir, nuestra salud se resiente. Un mal hábito de sueño es una causa directa del aumento de peso, el estrés, el debilitamiento del sistema inmunitario… Pero ¿quién no ha tenido más de una discusión nocturna con su pareja por la temperatura reinante fuera y dentro de las sábanas? Te damos las claves para poner fin a la polémica y para garantizar noches de sueño completamente reparador.
Convierte tu hogar en un lugar acogedor con un consumo mínimo
El aislamiento térmico de nuestras ventanas reduce el consumo energético, pudiendo llegar a ahorrar hasta un 76% de energía.
La temperatura corporal y el equilibrio con el entorno
Conseguir una temperatura ideal para dormir en el cuarto puede resultar una tarea complicada. Sobre todo, si desconocemos el funcionamiento real del organismo y los cambios térmicos que experimenta para completar su actividad. No solo eso. No todas las personas tienen la misma sensibilidad frente al frío. La edad, el sexo, alguna patología o la actividad mental son determinantes en esta percepción particular de la temperatura. Entonces, ¿cómo podemos ponernos de acuerdo para conseguir dormir todos a pierna suelta?:
- Debemos conseguir mantener la habitación entre 18 y 21ºC. Esa es la temperatura ideal para dormir bien.
- Aumentar o disminuir la temperatura corporal para no sentir ni frío ni calor al meternos en la cama (tomando una ducha, una bebida caliente o fría, etc.).
Eficiencia y calidad para lograr una temperatura ideal
El confort es uno de los objetivos que buscamos con la reforma e instalación de nuestro hogar. Y la posibilidad de mantener una buena temperatura ambiente a la hora de dormir es uno de los factores que lo hacen posible. Si quieres un dormitorio perfecto, sin frío ni calor, necesitas:
Un equipamiento eficiente
Tan importante es no pasar frío en invierno como evitar el calor nocturno en verano. Por ello, es imprescindible instalar un sistema de calefacción y refrigeración sostenible de calidad y unos cerramientos que garanticen el aislamiento térmico. En conjunto, no solo contribuyen a garantizar una temperatura ideal en la habitación (y en toda la casa) sino que permiten que el ahorro y la eficiencia en consumo energético se den la mano.
Ropa de cama adecuada
Con la habitación dentro de los límites de la temperatura ideal para dormir, debemos alcanzar nuestra temperatura óptima mediante otros factores. Adapta las sábanas, mantas y pijamas a la época del año, utiliza calcetines si eres de los frioleros…
La luz
Por la noche, cualquier fuente lumínica sobra. Para dormir como un bebé, elimina todo lo innecesario: el piloto de un aparato en estado de espera (apágalo y la factura de la luz también te lo agradecerá), una pantalla, dispositivos electrónicos… Todo apagado, mucho mejor.
La humedad
También influye en la calidad del sueño y, en general, el ritmo de vida de las personas. Lo adecuado es conseguir unos niveles de humedad de entre el 40 y el 60%.
La ventilación
Todas las mañanas, abre la ventana. Al menos, durante diez minutos, puesto que necesitas renovar el aire. Un ambiente cargado no es un aliado del sueño.
La cama y la almohada
Cada uno tiene sus gustos, pero la superficie sobre la que te acuestas debe cumplir una serie de requisitos para no perjudicar tu rutina de sueño.
Cuál es la temperatura ideal para dormir tanto en verano como en invierno
Encuentra el equilibrio térmico de tu hogar, y tendrás tu descanso diario asegurado. Pero no olvides que el resto del día también es necesario un ambiente estable, sin excesos de temperatura. En verano, la recomendación es conseguir entre 23 y 26ºC; en invierno, entre 18 y 21ºC. ¿Mantienes estos niveles?